Comenzaré este relato del viaje que me llevó a Rishikesh, la capital mundial del yoga, con una lección que nunca olvidaré: “Se aprende con la mente pero se enseña con el corazón”. Esta valiosa enseñanza proviene de Noelia Catalán, una gran profesora, traductora y la mente creativa detrás de la formación de yoga de la escuela SERAKI, en colaboración con AATM YOGSHALA. Juntos, han dado vida a la oportunidad de compartir la sabiduría del yoga, transmitida por maestros indios.
Ahora, ¿cómo llegué a la India, específicamente a Rishikesh, y qué me llevó a explorar el yoga?
Si me hubieran dicho al comienzo del año que emprendería un viaje a la India, ¡jamás lo habría creído! Y mucho menos que este viaje sería un profundo despertar de conciencia. Sin embargo, como dice la famosa canción de Rubén Blades: “la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”.
¿Qué es el yoga?
Me gustaría comenzar por definir qué es el yoga, ya que va más allá de ser un simple ejercicio físico. Es, en realidad, una disciplina tradicional espiritual originaria de la India. La palabra “Yoga” significa “unión” y proviene de la raíz sánscrita “yuj”. Desde mi interpretación y experiencia, el yoga es la unión de cuerpo, mente y alma.
Mis profesores me enseñaron que el yoga es una práctica que equilibra tanto el cuerpo como la mente, permitiendo así que fortalezcamos nuestra conexión con el universo. Esta disciplina nos permite explorar nuestro interior y acceder a una conciencia más profunda que nos guía hacia el “samadhi”, o lo que es igual, la iluminación. No se trata solamente de realizar posturas (asanas); se debe combinar con ejercicios de respiración (pranayama), la repetición de mantras y la meditación. Este conjunto se convierte en un arte que cambia vidas. Estoy profundamente agradecida de haber aprendido todo esto bajo la guía de expertos.
Escuchar la intuición
Antes de emprender mi viaje a la India, me sorprendí con una revelación inesperada. ¿Cuántas veces nos encontramos atrapados en la rutina diaria, ignorando nuestra voz interior, nuestra intuición? Esta señal que nos dice que ha llegado el momento de cambiar, de abandonar la zona de confort y de expandir nuestra conciencia. Fue entonces cuando una de mis mejores amigas me recomendó a su astróloga. Aunque, en un principio, dudaba de este tipo de cosas, el universo me mandó señales que no pude pasar por alto.
Primero, soñé conmigo misma preguntando: “¿Qué haces aquí?”. Esto, por extraño que parezca, me hizo prestar atención. Más adelante, tuve otro sueño en el que alguien me regalaba un libro con lo que parecían ser boletos de vuelo. Además, elegí al azar uno de mis libros favoritos para releer: “El monje que vendió su Ferrari”, que curiosamente trataba sobre un viaje a la India. Las señales se volvían más claras con el paso de los días.
El día en que mi astróloga leyó mi carta natal astral, todo se esclareció. A pesar de los complicados términos sobre planetas, casas y signos, el mensaje era nítido: debía hacer cambios en mi vida, responsabilizarme de mis emociones, descubrir mis dones, aprender nuevas habilidades, fomentar mi creatividad y continuar escribiendo para liberar mis pensamientos. Debía ayudarme a mí misma para poder ayudar a los demás y compartir conocimientos. Sin embargo, viajar requería dinero, y mi antiguo jefe me debía una liquidación. Sorprendentemente, el universo alineó todas las posibilidades, y dos semanas antes de mi partida a la India, mi exjefe me hizo el depósito. Era como si la magia estuviera en el aire.
Decidí buscar una formación en yoga después de que una amiga de Israel, que es instructora de yoga, me recomendara estudiar en la India, en Rishikesh, una ciudad que, para ser sincera, ni siquiera sabía que existía. Sin embargo, mi intuición me decía que debía ir allí. Comencé a buscar cursos solo tres semanas antes de mi partida.
Realicé un último decreto: pedí al universo una señal en forma de un elefante, ya que los asociaba con la India, la buena suerte y la abundancia. Al día siguiente, encontré un colgante de mi mamá en forma de elefante. Confieso que unas lágrimas de emoción salieron de mis ojos, pues mi mamá falleció hace siete años así que para mi fue como un mensaje también de ella y sabía que de alguna manera me acompañaría en espíritu y esto fue solo el principio de un viaje lleno de encuentros con personas y lugares increíbles. Un lugar se desocupo a tan solo tres semanas de comenzar el curso con Noelia lo que me dio la oportunidad de inscribirme. Incluso el proceso para obtener la visa para la India fue rápido, y los vuelos resultaron ser económicos. Solo quedaba empacar y esperar ansiosamente el día de partida.
El despertar de la conciencia
El viaje a Rishikesh no solo significó una oportunidad para aprender sobre el yoga, sino también para despertar mi conciencia de una manera que nunca imaginé. ¿Pero qué significa realmente el “despertar de la conciencia”? ¿Por dónde empezar? ¿En qué consiste?
Aunque ya sabía que el despertar de la conciencia implica volverse más consciente, me encontré preguntándome: ¿consciente de qué? Hasta ese momento, creía que ya era consciente, pero mi experiencia en la escuela de yoga me reveló una nueva perspectiva.
Fue a través de las clases de pranayama (técnicas de control de la respiración), la filosofía, los mantras y la meditación, junto con la práctica de yoga y las interacciones con mis compañeros, que finalmente tuve mi “serendipia”. Este hallazgo inesperado cambió mi vida, ya que comprendí que el despertar de la conciencia implica observar el mundo que nos rodea, pero también mirarnos a nosotros mismos con un ojo detallado y sabio.
En mi opinión, el despertar de la conciencia es un camino hacia el autoconocimiento y este tema vaya que me apasiona y hace 2 años escribí un libro relacionado con el tema. Significa ser más consciente de nuestros pensamientos y emociones, vivir plenamente en el presente y entender la relación que tenemos con lo material.
Diría que con lo aprendido y experimentado en mi viaje hacia el despertar de la conciencia me ha llevado a estas conclusiones:
- Dedicar tiempo a la meditación por la mañana o por la noche y concentrarse en la respiración.
- Hacer pausas para observar el entorno con todos nuestros sentidos: el tacto, el olfato, la vista, el oído y el gusto. No debemos perder la capacidad de asombrarnos.
- Vivir y disfrutar el momento, ya que a menudo la felicidad reside en las cosas más simples.
En conclusión
Mi viaje a la India fue una grata sorpresa que la vida me regaló. Fui guiada por mi intuición y las señales del universo. Lo más hermoso fue conocer a mis compañeras, con quienes compartí un lazo mágico: todas recibimos alguna señal o intuición que nos impulsó a embarcarnos en este viaje hacia el conocimiento espiritual y la práctica del yoga.
Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a cada uno de ustedes: Caro, Leti, Ainhoa, Ale, Cris, Gis, Yanina, Antonela, Fer, Anushka, Ahitana, Susana, Trini, Rafa, Lola, Irene, Eli, Merce, Jorge (padre e hijo). Fue un placer coincidir con todos ustedes.
No puedo olvidar a nuestros increíbles profesores, quienes nos brindaron sus enseñanzas con todo el corazón: Ravi Ji, Amit Ji, Sidharta Ji, Rakesh Ji, Neeraj y Noelia Catalán.
En la tradición del yoga, decimos “Namaste”, su significado espiritual es ‘mi alma honra vuestra alma’ y su significado literal es ‘me inclino ante usted’.
Eres increible amiga. Has abierto mas.tu mente y eso me da orgullo.
Gracias, gracias por estar, por leer el blog, por escucharme y ser parte de mi familia.