Todos tenemos una historia de vida, y hoy quiero compartir la historia de Christian Estevez y su apasionado compromiso con el fomento de la lectura.
En raras ocasiones nos encontramos con personas cuya pasión por la lectura se combina con el deseo de promoverla. Tuve el privilegio de conocer a Chris y escuchar más sobre su historia, ya que soy una de esas personas que mantiene la curiosidad por aprender de las experiencias y relatos de los demás. Chris creció en un entorno sumamente violento y presenció muchas situaciones difíciles. Sin embargo, lo que destaca de sus vivencias es el compañerismo, la hermandad y el apoyo que encontró en momentos desafiantes. A pesar de haber sido testigo de cómo las personas perdían sus vidas al elegir un camino equivocado, el no cayó en el pesimismo.
Su padre era comerciante, originario de Tepito, y Chris creció entre el barrio de Tepito e Iztapalapa. Por otro lado, describe a su madre como una guerrera, siempre lista para enfrentar cualquier desafío. Considero que heredó admirablemente esa fuerza de voluntad. Con pocas oportunidades de desarrollo, la escuela o el barrio eran las únicas opciones. Llegó un momento en su vida en el que se preguntó ¿de dónde me agarró? ante tantas situaciones negativas a su alrededor, y decidió acudir a los libros, acercarse a la literatura y a la escritura.
Sin embargo, a pesar de haber tenido un período de lectura apasionada, Chris atravesó una etapa en la que dejó de leer. No le gustaba la lectura impuesta en las prácticas escolares, y además se dio cuenta de que los maestros tampoco eran lectores. Fue durante su etapa universitaria en el CCH (Colegio de Ciencias y Humanidades) donde retomó la lectura. Me contó que fue allí donde vivió el impacto del movimiento estudiantil de 1999 en la UNAM. Este movimiento transformó su vida, así como la de muchos otros estudiantes, y les brindó una causa y una conciencia social que antes no tenían. Les permitió canalizar su energía en la lucha por una causa justa: la educación pública y gratuita para todos. Al final, lograron su cometido, permitiendo que futuras generaciones accedieran a la educación gratuita, ya que es un derecho, no un privilegio, como afirmó Cris.
A menudo, son las experiencias y situaciones difíciles las que forjan el carácter y la madurez de una persona. En la historia de vida de Chris, veo a alguien que ha tenido que abrirse paso con determinación y un toque de rebeldía, encauzando su camino hacia la libertad de expresión y la lectura.
Un referente que marco el inicio al movimiento de fomento a la lectura
Chris me contó que desde muy pequeño, cuando iba al kinder, su mayor deseo era aprender a leer. Desde una temprana edad, insistía a su maestra para que le enseñara a leer en lugar de jugar con los cubos en clase. Considero que desde ese momento, Chris ya estaba dándole un propósito a su vida, un propósito que lo llevaría a grandes logros, como convertirse en un excelente narrador de cuentos y tocar los corazones de muchos a través de sus lecturas compartidas.
Con el tiempo, Chris comenzó a escribir. Su primera carta fue dirigida a los vecinos, invitamdolos a no tirar basura. ¡Increíblemente, escribió esa carta treinta veces y la colocó debajo de las puertas de cada uno de los vecinos! No cabe duda de que cuando uno es niño, se tiene una gran esperanza en las personas.
Sin embargo, a medida que Chris ingresó a la secundaria, se alejó de la lectura. Quizás porque las lecturas eran impuestas por los profesores, pero también porque en el barrio donde vivía, era mal visto que alguien se acercara a los libros. Esto me recordó un momento de mi propia vida en el que también me sentí diferente por mi gusto por la lectura. ¿Te ha sucedido a ti? Chris me contó que fue durante la huelga en el CCH cuando redescubrió su amor por la lectura. Para él, la lectura se convirtió en una forma de obtener argumentos para defender y luchar por una necesidad básica, como el acceso a una educación gratuita. Leyendo libros como la Constitución, la Ley Orgánica de la UNAM y temas políticos y filosóficos, como los escritos de Marx, Chris descubrió una nueva forma de existir y vivir. Se dio cuenta de que el destino no era la violencia y la muerte causadas por las adicciones, sino que cada individuo podía forjar su propio destino, no solo para sí mismo, sino también para los demás.
Le pregunté a Chris cómo fue ese despertar que experimentó con la lectura y su vocación. Me contó que dejó de estudiar durante algunos años para trabajar, y durante ese tiempo comenzó a leer en las calles, ¡literalmente en las calles! Además, fundó un colectivo que realizaba actividades culturales y de lectura. Fue en este punto y en medio de la huelga estudiantil que Chris experimentó una transformación y encontró su camino.
No se trata solo de lo que lees, sino de lo que haces con lo que lees
Chris regresó a terminar su bachillerato y concluyó sus estudios en la facultad de filosofía. Ahora, convertido en un ávido lector, le encantaba debatir con estudiantes de un nivel académico superior. Tal vez, en su juventud, la soberbia lo ganaba en ocasiones, pero al final, la lectura le otorgó conocimiento. Sin embargo, lo que Chris reflexiona y comparte es que todo ese conocimiento adquirido debe usarse para ayudar a los demás. “No se trata solo de lo que lees, sino de lo que haces con lo que lees y con lo que sabes”, enfatizó.
Así fue como Chris regresó a la lectura y, posteriormente, se unió al club de libros de la Ciudad de México como parte de su servicio social. Fue allí donde conoció a personas afines a su amor por la lectura, quienes lo apoyaron y enseñaron aún más sobre este hermoso mundo literario que ha sido su vocación hasta el día de hoy.
Su siguiente sueño era convertirse en el mejor narrador de cuentos del mundo. Sin embargo, se dio cuenta de que no se trataba solamente de ser el mejor en comparación con los demás, sino de compartir con amor lo que leía y hacía. Estoy de acuerdo con esa idea, porque cuando haces algo por pasión y lo compartes, en ese momento te conviertes en el mejor y, sobre todo, te conviertes en la mejor versión de ti mismo. Para muchos niños y personas que han escuchado sus cuentos, Chris es el mejor en lo que hace: leer y compartir, dejando un mensaje inspirador en cada uno de nosotros.
A lo largo de los casi 24 años de dedicación al fomento de la lectura, Chris ha vivido muchas anécdotas interesantes. Ha llevado sesiones de lectura a policías, personas de la tercera edad, personas en situación de calle e incluso ha leído en tianguis, cementerios y con pandillas. Todo esto lo ha hecho por amor a compartir, por crear y por construir una sociedad diferente. Sin duda, se requiere una gran valentía para embarcarse en este camino, ya que transforma a aquellos que se acercan a él, y no todos están dispuestos a transformarse.
“Hay otras formas de existir en esta vida, y acercarse a la lectura es abrir una puerta a un nuevo comienzo y encaminar tu vida”, reflexionó Chris.
¿Cómo titularías tu propia historia?
Al final de nuestra conversación, le pregunté a Chris cómo titularía su propia historia de vida si fuera un libro. Él me respondió que lo llamaría “Los Guerreros Fénix”, ya que algo que comparte tanto en su labor de fomento a la lectura como en su práctica de la meditación es la capacidad de superarse a pesar de las adversidades. Así como el ave fénix renace de sus cenizas, Chris se ha levantado con más energía después de cada desafío.
También tengo un título en mente para su historia de vida: “La Rebelión con Causa”. A lo largo de su historia, Chris ha demostrado ser una persona que, a pesar de las adversidades, posee un espíritu rebelde que lucha por ayudar a los demás. La lectura y su dedicación al fomento de la lectura lo han llevado a abrazar una causa noble y significativa. Su frase emblemática que lo representa a la perfección es: “Lectura por amor, por libertad y por rebeldía”.
Por último, le pregunté a Chris cuál había sido el libro que más le gustó y que más había marcado su vida. Su respuesta fue “Las Flores del Mal” de Charles Baudelaire.